Este Virus, a diferencia de otros virus de moda, no tiene un periodo de incubación de 14 días, sino que lleva manifestándose varios años, e incluso si apuramos, presente en nuestras vidas durante la última década.
La pandemia del Festum Virus lleva en nuestra localidad más tiempo del que creemos, y lo peor de todo, que no conseguimos dar con la vacuna. O no damos con ella, o no interesa que demos con ella, para poder así seguir alimentando a los detractores del carnaval, ávidos de destrozar aun más si cabe a una de nuestras fiestas grandes, fiesta que, siendo realistas, no atraviesa por su mejor momento, y de la que quieren hacer leña del árbol caído.
La cifra de víctimas sigue creciendo en nuestro carnaval en los últimos años. Son muchos los carnavaleros que han ido causando baja. Unos por ser auténticas víctimas del virus y otros por no tener el suficiente valor de afrontarlo. Ya fuese con mascarilla o sin ella.
Lo cierto y verdad es que, después de la última década, no tenemos el antídoto necesario para acabar de una vez por todas con él, un virus que está haciendo estragos y que, en poco tiempo, ha conseguido que, de gozar de un excelente estado de salud teniendo en nuestra fiesta hasta cinco agrupaciones, sólo quede en este último carnaval una agrupación infantil que consigue mantenerse a duras penas. Suponemos que aguanta porque el sistema inmunitario de los jóvenes, aun no ha sido dañado por el virus, quien consigue desarrollarse mejor en la edad adulta, donde somos más vulnerables, ya que pertenecemos al sector de la población con más riesgo. Un virus tan letal, que hasta la figura del pregonero ha erradicado de un plumazo.
Dependiendo del sector de la población al que afecte, el virus muta de una forma u otra, lo cual nos lleva a distinguir en tres sectores de la población, aunque a grandes rasgos, los síntomas son los mismos en los dos primeros sectores.
Sector Carnavalero 1:
Apatía en temas relacionados con el carnaval, desgano generalizado en participar en agrupaciones carnavaleras, negación absoluta de implicación en actos relacionados con el carnaval y su promoción, nulo compromiso en temas carnavaleros, así como actitud negativa ante cualquier resurgimiento de iniciativas por parte de otros.
Este tipo de pacientes han podido sobrevivir, carnavalescamente hablando, con algunos antivirales cada 2 o 3 años, como suelen ser agrupaciones esporádicas o, en otros casos, con pequeñas antologías cada 5 o 6 años.
Sector Carnavalero 2:
Las víctimas más afectadas solemos encontrarlas en una edad aun superior. Algunos no pudieron hacer frente al virus. Su sistema inmunitario era débil de inicio y ningún antiviral pudo aguantarlo, por lo que es difícil su reanimación carnavalera, aunque no descartable. Los síntomas son los mismos que el sector carnavalero 1.
Sector Carnavalero 3:
La otra parte que sí resistió durante algún tiempo. Son los que peor cuadro presentan, ya que los efectos en éstos, suelen presentarte con una sintomatología bien distinta. Los principales síntomas suelen ser:
Desconocimiento de la realidad, negación de la situación, continuos impulsos de vuelta al pasado, negación y crítica de cualquier posible carnaval nuevo que pueda aparecer, fuertes brotes de ego, así como esporádicos ataques de visceralidad hacia lo moderno o novedoso.
Haciendo esta distinción, está claro que hay que trabajar en una vacuna que pueda ayudar a atajar los síntomas de todos los sectores, porque todos los sectores son muy necesarios para luchar contra el virus del carnaval.
Necesitamos profesionales en la materia, pero también necesitamos personal de todos los campos que trabajen conjuntamente. Sin duda alguna hay que contar con todos, con los organismos que financian la investigación, en éste caso el Ayuntamiento, con los profesionales del carnaval, es decir, los autores, letritas, músicos y asociación, pero también necesitamos el personal cualificado que participa cada año en carnaval, como son los componentes de todas las agrupaciones, sin olvidarnos de una parte fundamental como es el resto de la población, los aficionados.
Si este virus tiene cura, está claro que debemos remar todos en el mismo sentido. Como decía en La magia de febrero, aquí no sobra nadie, y falta mucho por hacer, porque todos somos válidos y tenemos mucho que aportar. Desde la cantera, hasta los más veteranos. Todos somos necesarios y debemos remar en el mismo sentido, en el de la evolución de la cultura y la fiesta. Si nos dirigimos a la involución, flaco favor nos estaremos haciendo, a nosotros y a las generaciones venideras.
No soy quien para diagnosticar cual sería la solución, pero sin duda alguna me atrevo a apostar porque una de las soluciones para que el carnaval vuelva a latir con fuerza, pasa por que el carnaval lo hagamos los carnavaleros. Podremos equivocarnos, pero seguro que el error va a ser menor. Y el segundo factor fundamental de esa solución pasa por los colegios. El carnaval, como el flamenco, o como cualquier cultura, se ha de incentivar y enseñar desde la infancia y en los colegios.
El carnaval de Alcalá necesita buscar en su origen, mirarnos en qué hemos fallado y qué podemos hacer para solucionarlo, aún estamos a tiempo. Qué camino queremos tomar, y entre todos, decidir el mejor. No quiero que nadie vea esto como un discurso fatalista, pero a veces, para encontrar la solución a los problemas, tenemos que ser realistas y poner encima de la mesa todos los factores que nos han llevado a tal situación. Librar nuestra fiesta de egos y ególatras y empujar entre todos, porque entre todos, conseguiremos vencer al virus que nos ataca. Quién sabe, si pudiéramos lograr la vacuna adecuada, seguramente nuestro carnaval vuelva a ser el que fue, el carnaval de referencia en toda la Comarca.
Alcalá Del Valle, 1 de marzo de 2020
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